Ternium y la UANL rehabilitan el Bosque Escuela como espacio formativo y de conservación ambiental tras el incendio de 2021.
“A mí me tocó ver desde el incendio. Me tocó ver las evaluaciones que se hicieron, y hoy, por las acciones de conservación y reforestación, es un área que está volviendo a su estado natural nuevamente”, compartió Nelson Manzanares, Director del Centro de Investigación y Producción Agropecuaria (CIPA).
La reforestación del Bosque Escuela, iniciativa conjunta entre Ternium y la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), concluyó formalmente después de más de un año de trabajo. Lo que en 2021 fue un territorio devastado por el fuego, hoy vuelve a ser un espacio de investigación, formación y conservación ambiental.
Reforestación Bosque Escuela
Reforestación Bosque Escuela
“Buscamos sinergia para poder desarrollarlo: hubo involucramiento con gente del ejido, también la sinergia con la universidad y con una empresa que cuenta con gran experiencia en el rubro”, explicó Alejandra Portillo, Ingeniera Ambiental de Ternium, y una de las líderes del proyecto por parte de la empresa.
Los primeros esfuerzos de restauración comenzaron desde el CIPA en coordinación con distintas facultades. Sin embargo, en febrero de 2024, Ternium y la UANL lograron concertar el convenio para intervenir el área con un plan integral de recuperación.
“Me sorprendió la magnitud. Yo había leído del incendio y sabía que era grande, pero no pensé que tanto. Cuando lo vi, la pregunta que me vino fue: ¿Cómo hacemos para compensar esto?”, agregó Pablo Bassi, Director Global de Automación e Ingeniería.
Se reforestaron 230 hectáreas.
La intervención incluyó obras de conservación de suelo, brechas contra incendios, reconstrucción de caminos, reforestación con especies nativas y la rehabilitación de un vivero con capacidad para producir hasta 20,000 plántulas al año. Además de la recuperación ecológica, una de las prioridades del proyecto fue fortalecer la labor formativa y de investigación del Bosque Escuela, que desde sus orígenes ha servido como espacio de aprendizaje en manejo forestal y conservación de la biodiversidad regional.
“Refrenda nuestro compromiso como buen vecino, no solo en las comunidades donde operamos, sino también con la academia y particularmente por el legado que se deja en este sitio, que es de interés para los estudiantes. Pueden aprender y poner en práctica todo el conocimiento que, sin lugar a dudas, deja un legado positivo”, destacó Lucía Betanzos, Directora de Medio Ambiente.
Para quienes han acompañado al proyecto desde sus primeras etapas, el valor de la iniciativa también radica en lo que está por venir. Perla Rodríguez, Encargada del Bosque Escuela y Coordinadora del área de Agricultura y Forestal del CIPA, añadió:
“Fui estudiante de la Facultad de Ciencias Forestales, realicé mi tesis de doctorado aquí con el Bosque Escuela, y ahora regresar es muy gratificante. Poder participar en estas acciones y generar conciencia es lo que debemos hacer para cuidar al ambiente. Porque sí es algo drástico un incendio forestal, ¿pero qué sigue después? Eso es para mí lo gratificante: el ver lo que sigue, estas obras de restauración ecológica para en años poder ver el bosque. Son granitos de arena que cada persona pone”.
El vivero rehabilitado tendrá capacidad para producir hasta 20,000 plántulas al año.
Aunque la fase conjunta de reforestación ha finalizado y el sitio ya está listo para seguir funcionando, el proceso de regeneración aún continúa. Ahora corresponde a las próximas generaciones de estudiantes, investigadores y visitantes cuidar y darle sentido a este nuevo Bosque Escuela.
“Ser estudiante y venir aquí es un privilegio. Que disfruten y que además hagan eco de este lugar y lo cuiden, lo hagan crecer y vean cómo se recupera”, finalizó Bassi.